jueves, 4 de junio de 2009

RAHAB

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RAHAB
Rahab era prostituta en Jericó. Como tal vivía al margen de la sociedad, casi totalmente rechazada. Su casa, construida como parte de los muros de la ciudad, proporcionaba alojamiento y favores a los viajeros. Era un lugar natural para que los espías israelitas se alojasen, ya que serían confundidos con clientes de Rahab.


Las historias acerca de los israelitas habían estado circulando por algún tiempo, pero ya era evidente que estaban por invadir la ciudad. Como vivía sobre el muro, Rahab se sentía especialmente vulnerable. Sin embargo, mientras tenía el mismo estado de ánimo general de temor del resto de la población, sólo ella se volvió al Señor en busca de salvación. Su fe le dio el coraje de esconder a los espías y mentir a las autoridades. Rahab sabía que su posición era peligrosa. Al dar asilo a los espías, corría el riesgo de que la descubrieran y mataran. Sin embargo, Rahab se arriesgó porque percibió que los israelitas dependían de un Dios digno de confianza. Dios recompensó a Rahab prometiéndole seguridad para ella y su familia.
Dios obra a través de personas como Rahab, a quienes nosotros fácilmente rechazaríamos. Dios la recuerda a causa de su fe, no de su profesión. Si a veces se siente que es un fracaso, recuerde que Rahab superó su situación por medio de su fe en Dios. ¡Usted puede hacer lo mismo!
Puntos fuertes y logros:
• Antepasada de Booz, y por lo tanto de David y Jesús
• Una de las únicas dos mujeres mencionadas en la lista de los Héroes de la Fe de Hebreos 11
• Ingeniosa, dispuesta a ayudar a otros, a pesar del gran riesgo que corría.
Debilidades y errores:
• Era prostituta
Lección de su vida:
• No dejó que el temor afectara su fe en el poder de Dios para dar la victoria
Datos generales:
• Dónde: Jericó
• Ocupación: Prostituta/mesonera, después se convirtió en esposa
• Familiares: Antepasada de David y Jesús
• Contemporáneos: Josué
Versículo clave:
«Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz» (Hebreos 11.31).
La historia de Rahab se narra en Josué 2 y 6.22, 23. También se menciona en Mateo 1.5, Hebreos 11.31 y Santiago 2.25.



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